Trump y Putin se reúnen en Alaska: un encuentro que podría redefinir el orden mundial

Quito, 15 de ago (La Calle).- Por primera vez desde la invasión rusa a Ucrania en 2022, el presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario ruso Vladimir Putin se han sentado cara a cara.

El encuentro, realizado en Anchorage, Alaska, ha sido descrito como “histórico” por algunos analistas y como “profundamente preocupante” por otros, debido a su secretismo y a la exclusión de actores clave.

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El lugar de la reunión no es casual: Alaska, frontera geográfica y simbólica entre Rusia y Estados Unidos, se convierte en el escenario de unas conversaciones que podrían marcar el rumbo de la guerra en Ucrania y del equilibrio global de poder.

¿Posible alto al fuego?

Según fuentes diplomáticas, la agenda incluye negociaciones para un alto al fuego y el inicio de conversaciones sobre armamento nuclear. Sin embargo, la ausencia de Ucrania y de líderes europeos en las conversaciones ha generado fuertes críticas, tanto en Kiev como en Bruselas. Para muchos, esta exclusión cuestiona la legitimidad del proceso y abre la puerta a acuerdos que no necesariamente respondan a los intereses de la nación agredida.

Críticas en Washington

En Estados Unidos, legisladores y expertos han cuestionado la naturaleza de la cumbre, señalando que se desarrolla con un nivel de secretismo inusual y sin una supervisión clara del Congreso. Algunos temen que la reunión sirva para concesiones unilaterales a Rusia, debilitando la posición estratégica de la OTAN y de sus aliados europeos.

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Implicaciones geopolíticas

La cumbre Alaska no solo es un intento de mediación en el conflicto ucraniano; también representa un movimiento geopolítico de alto riesgo. Un eventual acuerdo que reduzca tensiones entre Washington y Moscú podría alterar drásticamente la estructura de la OTAN, la cohesión de la Unión Europea y la dinámica de poder en Asia, donde China observa de cerca cualquier reconfiguración de alianzas.

¿Paz o propaganda?

Mientras algunos interpretan el encuentro como un esfuerzo genuino de acercamiento, otros lo ven como un acto de propaganda política para ambas partes.

Putin busca proyectar una imagen de legitimidad internacional en plena guerra, mientras que Trump intenta posicionarse como un líder capaz de “lograr lo que otros no pudieron” en política exterior.

Por ahora, no se han revelado compromisos concretos ni un calendario de seguimiento, lo que deja la pregunta abierta: ¿estamos ante el inicio del fin de la guerra o frente a una jugada calculada para mover fichas en el tablero global?